lunes, 19 de noviembre de 2007

UNA SOCIEDAD ENFERMA

José Iván Cardona
Psicólogo Universidad Católica de Colombia

Aunque soy joven no me parecen normales las cosas que hoy ocurren en Bogotá. En los medios de transporte masivo en los que el hacinamiento promueve la ruptura de todos los límites corporales acuden hombres y mujeres que buscan su satisfacción genital en un espacio que para la mayoría de las personas con salud mental no tendría nada de excitante a ese nivel.

Masajean sus cuerpos y en la mayoría de los casos sus genitales contra el cuerpo de un hombre, mujer, niño o niña que se encuentre desprevenido y así ellos llegan a su anhelada satisfacción sexual que no es otra cosa que un calmante a sus vacíos existenciales y trastornos emocionales.

En Bogotá este tipo de comportamientos son cada día más comunes, existen personas que encuentran una extraña satisfacción defecando por fuera del inodoro, he tenido que encontrarme con ese espectáculo en más de un baño público de la ciudad, sin contar que dicho evento por lo general está acompañado de un sinnúmero de letreros hechos con cualquier material con el que se pueda escribir en las paredes y las puertas del baño, ofreciendo unos mensajes que perturban al más experimentado.

Cuando era estudiante de psicología me gustaba viajar en bicicleta y era horrible tener que evitar tropezar con bolardos que arrancaban no sé de qué parte de la ciudad y los colocaban a los costados de los puentes, eso me da mucho qué pensar ya que arrancar unos bolardos y cargarlos para subirlos en la sima de un puente requiere un gran esfuerzo ya que los bolardos en cuestión son muy pesados.

Eran bolardos y lonas llenas de escombros, el objetivo era obvio y consistía en que el conductor de bicicleta o motocicleta se accidentara tropezando con el estorbo o esquivándolo y chocando con algún automóvil que transitará a gran velocidad; duré varios años viajando en bicicleta y conté con suerte porque siempre logré esquivar la trampa.

Pienso en el enfermo o los enfermos mentales que ejecutaban esta tarea, tal vez se quedaban en algún lugar a observar el anhelado espectáculo que consistía en ver a alguien morir o por lo menos accidentarse gravemente, largas horas en la penumbra con binóculos y palomitas de maíz como quien asiste a la última obra de teatro con su pareja.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Oigan, me gusta la idea del periódico y todo eso... pero la calidad de los artículos que publican no deja cosas muy buenas qué pensar... ¿En qué nos ayuda este artículo? ¿A querer más qué? El artículo no parece tener un objetivo claro, ni tampo una idea clara, o la idea clara es que ¿somos una sociedad enferma? demasiado sentimiento, demasiado opinadero y poco o nulo el aporte.

Unknown dijo...

Ah, y otra cosa, es lamentable que sea el único "artículo" publicado en la sección de "OPINAN LOS EGRESADOS". Mejor hubieran dejado el periódico sin esa sección.